Estamos en semana de fallas y nosotros nos hemos querido meter en el papel. Hoy, conocemos a dos hermanos artistas falleros que, a su vez, son falleros desde bien pequeños. Es decir, nadie mejor que ellos puede entender y saber el sentimiento de esta fiesta. Ellos son Miguel y Rubén Moya.
Hace cinco años se aventuraron a ser artistas falleros y montaron su propia empresa. En este tiempo, han hecho diferentes monumentos y muchos de ellos con premios. Este año, tienen el placer de plantar falla infantil y falla mayor en la falla a la que pertenecen, en la Miguel Hernández de Alaquàs, Valencia. Por eso, es todavía un año más especial para ellos.
Desde jovencitos daban tumbos por distintos talleres ayudando y aprendiendo de la profesión, hasta que un día decidieron emprender y convertir su pasión en profesión también. “Se trabajan muchas horas, pero cuando estás haciendo lo que te gusta no estás trabajando, estás disfrutando”, asegura Rubén, que hasta entonces solo tenían el mundo de la falla como hobby.
El 19 de marzo, Miguel y Rubén quemarán el monumento que han creado en la falla a la que pertenecen, porque son también falleros. Lo que pueden sentir, imaginaos, es indescriptible: “Son muchos sentimientos. Alegría por finalizar un ciclo y tristeza porque has estado trabajando durante todo el año en ese monumento; lo has visto crecer”, dice el pequeño de los hermanos Moya.
Hablando del mundo del artista fallero
Y hablando de las fallas en sí, del monumento que se planta, hemos querido conocer cómo se hace y qué puede tardar. Rubén ha desvelado que “una falla normal, de unos 20.000 euros, puede tardar unos 2 meses más o menos en hacerse”. Eso sí, siempre dependerá del presupuesto y del diseño de la falla.
Porque, si bien sabéis y si no os lo contamos, el proceso de crear una falla va desde la idea, que se pasa a dibujo, hasta la pintura. Así, desde la idea en dibujo, se hace el diseño utilizando las nuevas tecnologías. Después, se hace el proceso manual con corcho, papel con pastas que lo hacen duro y por encima unas capas de gotelé. Finalmente, se lija y se masilla para preparar el monumento para la pintura. Toda una obra de arte que los valencianos tenemos por costumbre prender en llamas el 19 de marzo, Día del Padre, y que lleva una formación detrás.
Para ser artista fallero se debe estudiar un ciclo superior y, después, inscribirse en el gremio de artistas falleros de Valencia. En este, se deben pasar unas pruebas y plantar fallas durante 3 años, sin tener ningún problema, para conseguir el carné de artista fallero.
Así que si tú también quieres ser artista fallero porque te apasiona esta profesión y las fallas en sí, haz como Miguel y Rubén Moya. Dos falleros desde pequeños que quisieron profesionalizar su pasión y convertirla, para siempre, en su trabajo.
Os dejamos aquí la entrevista: