Hace diez años, en 2011, que Amy Winehouse falleció a causa de una intoxicación. La exitosa cantante no fue capaz de superar su adicción al alcohol y las drogas. Un desafortunado accidente con la ingesta de bebidas alcohólicas se la llevó con 27 años.
A pesar de su corta edad, Amy Winehouse dejó huello en la industria musical. Y es que su música caló tanto en la sociedad que, a día de hoy, se sigue escuchando su voz. ‘Back to black’ o ‘Valerie’ fueron algunos de sus grandes éxitos.
Ahora, una década después de su fallecimiento, su padre ha querido dar a conocer quién era su hija más allá de sus adicciones. «Merece ser recordada de manera distinta a como la gente piensa de ella», asegura Mitch en una entrevista al medio ‘HELLO!’.
“Era extremadamente astuta, algo que heredó de su madre Janis, quien la entrenaba en logaritmos a los diez años. También era un poco bromista. Pero sobre todo, era cariñosa. Cada día del padre, me hacía una tarjeta que decía: ‘Te amo, papá’ «, cuenta el cantante.
El padre de la artista añade que «era una persona maravillosamente caritativa”. De ahí nació un año después de su muerte la Fundación Amy Winehouse, que ayuda a miles de personas a superar y recuperarse de sus adicciones.
Gracias a su Proyecto de Escuelas, las personas en recuperación se han podido dirigir a miles de alumnos sobre el uso indebido de drogas y alcohol, al mismo momento que Amy’s Place, una casa para personas en recuperación, brinda refugio a mujeres jóvenes vulnerables.
«Este es su legado«, dice su padre. Es el legado de una joven adicta que, gracias a su reconocida carrera, sigue salvando vidas. “Ella es quien nos inspiró a establecer la fundación. Aunque no trae a Amy de regreso, ayudar a otras personas nos ayuda a aceptar lo que le sucedió. Amy estaría encantada», concluye.