Como es costumbre en el programa, una de las galas más importantes se deja en mano de amigos o familiares de los concursantes, quienes hacen una cata a ciegas y botan según colores que desconocen a quien pertenece. Sabemos que llegar a la semifinal no es fácil, y por eso la competitividad de los participantes, su concentración y compromiso con la causa benéfica hacen que cada uno de lo mejor de si. Ya desde la semana pasada cuando no hubo ningún expulsado la tensión venía en aumento, ya que seguramente no volvería a repetirse esta excepción. Antes de comenzar la primera prueba Verónica Forqué anunciaba que abandonaba porque el camino hasta aquí la había dejado completamente agotada. Pero no era lo único inesperado de la noche.
La primera prueba del programa consistía en elaborar algunos platos de casquería que luego juzgarían sus comensales. Tras elegir a ciegas el mejor plato entre los servidos, la mayoría de votos otorgaría un premio para una ONG.
Tras contar la mayoría de los votos surgió un empate entre Juanma y Bustamante que sería definido por a votación de sus propios amigos, al revelar la última carta los amigos de Bustamante lo hacen ganador de esa primera ronda. Lo celebraba a lo grande y destinaba su premio de 4.000€ a una organización benéfica, aunque el jurado tenía algo importante que decir:
Para sorpresa de los presentes, al amigo del aspirante y jurado de la prueba Pitingo había hecho trampas. Las cámaras captaron el momento en el que Pitingo cambiaba las tarjetas de color tras descubrir que el rosa correspondía a Bustamante. No fue hasta después del veredicto, que el jurado de Master Chef fue informado del fraude y anunciaron que el resultado había sido manipulado y el verdadero ganador era Juanma.
La reacción de Bustamante
Juanma Castaño se alzaba como ganador de la prueba y de sus primeros 4.000€ para una asociación benéfica. Muy emocionado -aunque ironizó sobre lo de no tener público ante el que celebrar su victoria-, agradeció a los jueces y demostró que no queda mucho de la actitud que tenía cuando llegó al programa.
Bustamante, en cambio, se debatía entre sentirse agradecido por la maniobra de su amigo y disculparse con el programa. Finalmente, optó por la solución que contentaba a todos: decidió pagar otros 4.000€ de su propio bolsillo a la asociación que prometió destinar el premio que fue suyo durante unos instantes. Un gesto que le honró y con el que todos quedaron más que contentos.