Los miembros del Parlamento Europeo votan a favor de que se regule por fin en el seno de la UE de forma que solo haya un único cargador para teléfonos móviles, tabletas, lectores de libros electrónicos y otros dispositivos portátiles.
Ahora es la Comisión Europea, quien deberá promover nuevas normas al respecto para satisfacer la “necesidad urgente de una acción reguladora de la UE para reducir los residuos electrónicos y capacitar a los consumidores para tomar decisiones sostenibles”, según los eurodiputados.
En respuesta a esa situación la Comisión Europea presentó este jueves una propuesta legislativa que obligaría a los fabricantes utilizar un cargador común en los dispositivos electrónicos, según ha informado un funcionario anónimo de la institución.
De llevarse a cabo, la ley implicaría que todos los desarrolladores se pusiesen de acuerdo de los puntos de carga de sus aparatos, lo cual posiblemente desembocase en puntos de carga USB Tipo C. Además, deberían conseguir que su protocolo de software para carga rápida también fuese operable en distintas marcas y dispositivos.
Según parece, esta propuesta afecta no solo a los móviles, sino también a las tablets, los auriculares, las cámaras y los altavoces. No obstante, estas reglas no se aplicarán a los libros electrónicos ni a los cargadores inalámbricos.
El principal afectado de esta nueva legislación sería Apple, que de momento había frenado los intentos de la Unión Europea de estandarizar los cargadores. La excusa que ponen es que la universalidad de los puntos de carga dificulta la innovación.
Sin embargo, esta nueva legislación traerá consigo otras implicaciones, como el hecho de que los fabricantes deberán dejar de vender un cargador con cada nuevo móvil. Esta medida sería ideal para que los consumidores usen su cargador anterior y se reduzcan los desechos electrónicos.
Según estimaciones de Naciones Unidas, se generan alrededor de 50 millones de toneladas métricas de desechos electrónicos en todo el mundo por año, con una media de más de 6 kg por persona. En Europa, el total de desechos electrónicos generados en 2016 fue de 12,3 millones de toneladas métricas, lo que equivale a una media de 16,6 kg por habitante. La diversidad entre conectores de los cargadores, sumada a los cortos ciclos de vida de algunos dispositivos, conduce a un mayor número de desechos electrónicos, que de aprobarse dicha ley se reduciría significativamente.