Pinkfong! Kids’ Songs & Stories
‘Baby Shark’ como tortura. Así lo consideraron tres funcionarios de prisión en Oklahoma (Estados Unidos), según publica el periódico estadounidense New York Times.
La capacidad de retener la canción infantil en la mente que provoca la canción infantil, con solo escucharla una vez, es lo que llevó a Christian Miles, Gregory Butler y Christopher Hendershott a creer que era un buen castigo.
Así, los tres guardias encerraban a los prisioneros en una sala vacía con la canción a todo volumen. Encadenados de pie a una pared, les ponían ‘Baby shark’ durante horas hasta que salían de allí desquiciados por la repetitiva rima.
Sin embargo, lo que los funcionarios creyeron que era una broma entre ellos para castigar a los prisioneros, ha acabado llevándolos a juicio por la crueldad de los hechos.
El fiscal del distrito de Oklahoma ha considerado que suponía un «estrés emocional indebido» para los mismos. Por ello, los tres guardias se enfrentan a una pena de un año de prisión y una multa de 1.000 dólares.